miércoles, 14 de octubre de 2009

Los árboles están quietos


Frente al oscuro vacío de un bosque en la noche, los árboles están quietos. Una sombra se mueve indecisa entre los destellos de luz que dejan pasar sus hojas. Algo ha sucedido, eso se comenta en el pueblo. Los susurros frente a las puertas mal iluminadas se multiplican, y nadie quiere enterarse. La vieja taberna está a punto de cerrar, el encargado mira las monedas que quedaron en las mesas mientras barre, y un viejo borracho ronca con la cabeza apoyada en el respaldo de su silla. La magia está en el aire, hay algo como eléctrico que late en la atmósfera, los curiosos miran a través de las rendijas de las ventanas. Nadie se atreve a salir. De pronto, los pasos se acercan por el camino principal, las voces comienzan a ser más claras, y la amenaza se convierte en una realidad.


Mañana nunca se sabe.

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